En 1874, las galletas María fueron hechas como un regalo de
bodas para la duquesa María Alexandrovna de Rusia y el príncipe Alfredo I, hijo
de la Reina Victoria. El repostero Peek Frean,
trató de crear el bizcocho perfecto para tomar el té. Una galleta que
estuviera un poco tostada, resistiera la humedad de la leche o el agua
caliente, pero que no fuera demasiado dura. Además, esta nueva variación de
galleta, tenía los adornos más elaborados que cualquier otra galleta para el
té.

Con el intercambio comercial, y cultural entre España y
Latinoamérica, las galletas María fueron incorporándose poco a poco en la
dieta, hasta convertirse en elementos tan comunes, que a veces hasta pensamos
que son originarios de nuestros lares. Lo más increíble, es que no sólo son
populares en Latinoamérica, España y Portugal, sino en países asiáticos, y
escandinavos.
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